El criterio de que cada 25 años se produce un cambio generacional debe proceder de la biología o de cierta sociología trasnochada. En cualquier caso, a los profesionales del Marketing no nos resulta operativo.

Más bien deberíamos hablar de ‘cambio generacional’ cuando un grupo suficiente de la población incorpora modificaciones de conducta tan radicales que afectan esencialmente a las dinámicas de los mercados.

Así, respecto a la comunicación, podríamos decir que la segunda mitad del siglo XX fue la generación de la televisión, la primera década del siglo XXI fue la generación de Internet, y lo que llevamos de segunda década de siglo está siendo la generación… ¿del bolsillo?

No nos referimos con “bolsillo” al poder adquisitivo, siempre determinante, sino al lugar donde se guarda el medio por el que se accede a la información: los teléfonos móviles de –nunca mejor dicho- “última generación”.

Observemos que hemos hablado de una primera generación de 50 años (la del televisor), la siguiente sólo de 10 (la de Internet), y que la actual apenas ha cumplido los cuatro años. Esto resulta extremadamente importante: todos los adultos ‘analistas’ nacieron y vivieron en una generación ya dos veces desfasada. Sus puntos de vista, si no se adaptan al ‘hoy mismo’, permanecerán más próximos al periodo jurásico que al presente que manda.

La generación actual se comunica y se informa a través de unos pequeños aparatos que llevan siempre encima, y que hace tres años no existían… Eso es un cambio y lo demás son tonterías.

El Marketing que aún dependa exclusivamente de la televisión e incluso de Internet a través de los ordenadores tradicionales está moribundo y desfasado. Cualquiera que desee comunicarse efectivamente con su mercado deberá recurrir a los medios que éste utilice, y los medios a día de hoy se llevan en el bolsillo. Atentos a lo que pueda ocurrir mañana…

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