Gracias a Dios cada día queda más lejos aquella época donde la originalidad era considerada el valor supremo. Los anunciantes esperaban de los publicitarios que fuesen ‘muy creativos’ –entendiendo por ello muy originales- y los propios publicitarios competían entre sí únicamente desde este criterio. Era el tiempo (¿lo es todavía?) en el que los festivales […]